miércoles, septiembre 3

¿Cómo vincular la estética con la filosofía?

La admiración designa cuando la atención y el interés son detenidos delante de algo imprevisible que se presenta al hombre y que significa novedad y atractivo.[1]

En este sentido podemos establecer que “es el deseo innato en el hombre, de conocer, de su curiosidad que lo problematiza de frente a la realidad experimentada”[2]

Este deseo innato al ser considerado como el acceso al conocimiento, representa un papel importante en la filosofía, ya que ésta, ha pretendido conocer desde sus inicios, la realidad y sobre todo se ha centrado en la búsqueda de lo esencial en ella.

Podemos ahora plantearnos una pregunta que oriente nuestra reflexión, ¿Cómo vincular la Estética con la filosofía?.

A este respecto iniciaremos diciendo que el primer punto de vinculación entre ambas comienza a partir de que comparten un elemento en común: La Admiración.

Precisemos ahora que la admiración es un estado del hombre que lo dispone a una apertura para conocer. Esto se lleva a cabo por medio de la capacidad humana de percepción de todo aquello que es exterior al hombre a través de los sentidos. Dicha disposición aparece en la filosofía como el principio por el cual el hombre como un impulso a comenzado a buscar el conocimiento de su realidad y lo esencial en ella.

La filosofía entonces al ir en esa búsqueda de conocimiento digamos que trasciende este primer impulso (admiración) para llegar a niveles más altos de conocimiento a través de la razón, de su capacidad intelectiva; de manera que se puedan ir estableciendo ciertas explicaciones a aquellos fenómenos o acontecimientos que se presentan ante el hombre y robaron su atención e interés.

En este sentido nos referimos a la reflexión que el hombre hace sobre la realidad y como éste se va relacionando con ella.

La filosofía al pretender abarcar las dimensiones humanas en su reflexión no puede dejar escapar de su mirada a la Estética, cuyo significado se deriva de la palabra aestesis que quiere decir “lo sensible”.

Hablamos entonces de una experiencia que implica al ser humano debido a su capacidad sensible de percibir lo bello que es algo que aborda la estética.

Vemos como Filosofía y Estética no sólo van vinculadas desde lo más estructural del hombre como lo es nuestra capacidad sensorial, sino, que se van configurando en niveles más altos como pudiéramos considerar a nuestra capacidad intelectiva o cognoscitiva; a través de cual tomamos conciencia de nuestro estado de admiración frente a la realidad y superarlo para iniciar la búsqueda del conocimiento. Pero, además, de conocer y establecer aquello sensible y bello en un objeto, en su comprensión y sentimiento como ese juego interesante de nuestras facultades sensible e inteligible.

Por otro lado, la estética al ocuparse de lo que es bello, lo hace de aquellos objetos donde se plasma o se reconoce. De esta manera, la filosofía como búsqueda del conocimiento, aprovechara la estética como vía de acceso al conocimiento de aquellos objetos que tanto inteligible y sensiblemente le reporten al hombre curiosidad e interés o bien sea producto de una expresión de un sentimiento, que al transformarlo en obra de arte no sólo exprese lo sensible, sino también lo inteligible.

Podemos ahora respondernos la pregunta inicial de la siguiente manera: la manera de vincular la estética y la filosofía será a partir de su elemento más básico, la admiración, como algo plenamente humano y como deseo innato en el hombre por el cual, éste se dispone a conocer y comprender su realidad.



[1] BABOLIN, Santé; “L’uomo e il suo volto”, Lezioni di Estetica, Hortus conclusus, Roma, 2000, p. 3.

[2] Ibídem.

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